LA CIENCIA, VEHÍCULO DEL CONOCIMIENTO HUMANO

La ciencia, un oasis de conocimiento del mundo natural mediante el cual se revela la grandeza y bondad de su Creador.

ARGUMENTOS RACIONALES A FAVOR DE LA EXISTENCIA DE DIOS (continuación)

Por Gerardo Cartagena Crespo

Argumentos naturalistas en contra de la existencia de Dios
Cuando la ciencia se independizó de la teología y la filosofía, hubieron quienes la comenzaron a utilizar como punta de lanza contra la religión. Según iba en aumento el conocimiento científico y se iba dando respuestas a muchos misterios de la naturaleza que daban pie a desarrollar hipótesis y teorías, las cuales, a su vez, contradecían las interpretaciones que se daban a la Biblia, la violencia contra la religión y contra Dios iba en aumento. Sobre todo, este tipo de enfrentamiento se daba en los ambientes protestantes donde la tendencia a interpretar literalmente la Biblia era más común. En cuanto a la teología católica, en contra de la opinión pública auspiciado por los medios de comunicación y los enemigos de la Iglesia en general, las contradicciones eran menos comunes. Para que tengas una idea, la creencia de que los días del Génesis no debían interpretarse como días de 24 horas, sino de modo simbólico lo hallamos en algunos Padres de la Iglesia tales como san Ireneo, apologista y mártir del siglo II; Orígenes, apologista del siglo III; san Basilio, obispo de Cesarea, del siglo IV; y santo Tomás de Aquino, teólogo del siglo XIII. San Agustín dijo que los "días" de la creación no eran días divididos por el sol, sino días divididos por Dios.

*Para quien interese el siguiente artículo sobre la interpretación que dieron los Santos Padres de la Iglesia Primitiva sobre el primer capítulo del Génesis:




A continuación te presento algunos de los argumentos que se suele utilizar, desde un punto de vista científico-naturalista, para negar la existencia de Dios.


I. Argumento naturalista (A.N.) Cuando Charles Darwin da a conocer sus estudios y conclusiones sobre el origen evolutivo de las especies, esta teoría novedosa contradice y desbarata las enseñanzas bíblicas sobre los orígenes y creación de las especies.

Respuesta. Lo que debemos tener muy en cuenta para entender la actitud de algunos grupos protestantes y la actitud de la Iglesia Católica frente a este argumento naturalista es que, la utilización del argumento de la Teoría de la Evolución tendrá su validez contra los defensores del cristianismo creacionista de la "Tierra joven" y creacionistas de la "Tierra vieja" (ambas de origen protestante) que niegan la Teoría de la Evolución. Son a ellos contra los que iría esta crítica y refutación, pues en el campo del catolicismo la Iglesia está más abierta a las verdades y teorías científicas, pues éstas, si se fundamentan en la verdad jamás contradecirán las verdades de fe pues ambas proceden de una misma y única fuente: Dios. Las contradicciones surgen cuando se malinterpretan ambas: Biblia y ciencia.

La Teoría de la Evolución, tanto de la materia como de la vida, como católico la veo como el mecanismo natural por el que Dios ha creado y sigue creando y obrando en el universo (“Mi Padre sigue trabajando, y yo también sigo trabajando”, dijo Jesucristo a quienes criticaban su manera de obrar, sobre todo en día sábado. Ver Juan 5,17).


*Sobre la Teoría de la Evolución: ¿qué es? Sus detractores y defensores y la opinión de la Iglesia Católica, ¿y qué de Adán y Eva?, el siguiente enlace:




II. A. N. La crisis entre ciencia y Biblia comienza cuando los primeros geólogos, en sus investigaciones basados en evidencias, descubren que la Tierra es más antigua de lo que se creía; y más tarde, la del universo, son un poderoso argumento que contradice las enseñanzas bíblicas sobre los orígenes en seis días, por consiguiente la Biblia no dice la verdad.

Respuesta. La verdad es que, para la Iglesia Católica no existe ningún inconveniente el admitir y aceptar estas realidades. Como hemos visto en la primera parte de este tratado de cómo la ciencia actualmente, y gracias a los instrumentos de observación e investigación, está proveyendo muchísima información que indica que el universo tuvo un origen y comienzo en el tiempo (luego antes no existía, es decir, que el universo no es eterno), y tendrá un fin debido a la expansión del universo que lo llevará a colapsar y a disolverse en partículas.

Luego desde una interpretación católica de la Biblia (y de algunas iglesias protestantes tradicionales), es que el primer capítulo del Génesis no pretende describir científicamente cómo se hizo el cielo, sino dar a conocer una verdad de fe sobre quien hizo el cielo (Dios) y para qué o para quién lo hizo (el ser humano).

Muchos naturalistas en este debate contra los creyentes en cuanto a la interpretación bíblica, se muestran hasta más literales al insistir en que los días del Génesis tienen que ser de 24 horas. De esta manera pueden mantener su argumento contra Dios (como si nosotros los católicos, por ejemplo, creyésemos en la existencia de Dios por la Biblia; los católicos creemos en la Biblia porque primero creímos en Dios, en Jesucristo y su Iglesia la cual definió como Palabra de Dios los Escritos de la Biblia, cuya verdad está contenida en el mensaje de salvación). Así, cuando se encuentran con creyentes (católico o protestante) que interpretan los primeros capítulos del Génesis de manera no literal nos acusan de ir en contra de la misma Biblia, mostrando ellos así su fanatismo, prejuicio y total ignorancia y falta de juicio en cuanto a Dios, la Biblia y la fe se refiere; de esta manera se cierran a la verdad, lamentablemente, de manera voluntaria.

El siguiente artículo ayudará a entender lo anteriormente expuesto: "Dios no puede existir":





III. A. N. La Teoría del Big Bang ha desmontado la falacia del mito de la creación bíblica y ha derribado la creencia fantasiosa de un dios creador.


Respuesta. El big bang


Pasemos ahora a hacer un poco de historia y veamos que tan sólidos o vulnerables son los argumentos ateos dentro del marco cosmológico referente al Big Bang.


Cuando comienza a desarrollarse la Teoría del Big Bang para finales de 1920, la teoría cosmológica dominante (y aparentemente la única por conveniencia del materialismo) fue que el universo era estacionario y eterno. En base a esta teoría (que se tenía prácticamente como una verdad científica) es que debían ajustarse todas las demás teorías.


Es por eso que, cuando Einstein, a  principios del siglo XX, desarrolla la teoría de la relatividad general, y que esta teoría daba a entender que el universo estaba en expansión, a Einstein le costó aceptar esta conclusión puesto que no había ninguna prueba de observación que lo corroborase, así que le añadió lo que él llamó la «constante cosmológica» con la que pretendía corregir el supuesto error, acción que tampoco le gustó para nada, hasta que, gracias a la intervención de Friedman, es corregido el error.

En 1917, el mismo año en que Einstein introduce la «constante cosmológica» a su teoría, el astrónomo norteamericano Vesto Slipher da a conocer que el universo se está expandiendo. Y para finales de la década de 1920 el astrónomo Edwin Hubble, gracias a las observaciones que realiza por medio del telescopio del Monte Palomar, descubre y da a conocer que las galaxias están alejándose unas de otras.

Todas estas teorías y evidencias científicas llevan a que, para 1930, los cosmólogos teóricos más eminentes intenten desarrollar una teoría que explique estos hallazgos, pero sin éxito. El problema que tenían ante sí era, cómo encajar estas nuevas teorías y observaciones con la teoría de un universo estacionario y eterno, que era la aceptada en ese entonces. (Y es que, como sucede con el ateísmo, toda teoría o hipótesis que encaje perfectamente en una cosmovisión materialista rápidamente es convertida en un argumento filosófico contra la existencia de Dios, a pesar de que muchos de ellos se llenan la boca en asegurar que la filosofía está muerta, que no sirve para nada).

De manera independiente tres años antes, para 1927, un desconocido sacerdote católico belga Georges Lemaître (ni Hubble ni Gamow a quienes se les acreditan falsamente la teoría del Big Bang; de aquí que algunos documentales que tratan del Big Bang no mencionan en ningún momento al verdadero padre de la Teoría: el P. Georges Lemaître), escribió un artículo donde desarrollaba una superestructura matemática que vinculaba la teoría de Vesto Slipher de un universo en expansión con el universo en expansión de la relatividad general de Einstein. Así, el Padre Lemaître daba a conocer lo que luego sería conocido como el Big Bang o Gran Explosión que dio origen al universo hoy existente.

Cuando la teoría fue dada a conocer al mundo científico es rechazada por muchos de ellos, pues rápido se dieron cuenta de las implicaciones filosóficas que de ello se derivaban. A saber: que el universo tuvo un origen, un comienzo, por lo tanto, un Creador.

El aceptar dicha teoría implicaba rechazar la teoría entonces en boga de un universo estacionario, la cual se ajustaba a la perfección con las ideas ateas y materialistas de la época. Con un universo estacionario era relativamente fácil demostrar su eternidad, por consiguiente, no era necesario un creador. Éste, como podemos ver, más que un problema científico, era un problema filosófico.

A pesar del enorme rechazo que generó al principio y ante las montañas de evidencias a favor de la Teoría del Big Bang, ésta se fue imponiendo rápidamente en todos los ambientes astronómicos y científicos.

Muchos científicos, para evitar la idea de creación que de dicha teoría se infería y se estaba propagando, desarrollan otras teorías sustitutas (que en realidad son opiniones científicas, puesto que carecen de pruebas y evidencias que las sostengan) para poder esquivar y evitar la verdad y realidad del Big Bang. Es así que van surgiendo nuevas teorías, hipótesis, opiniones científicas con el objetivo de explicar, desde una visión puramente materialista, el Big Bang, y otras posibles maneras de cómo surgió el universo, esquivando así la idea de creación, o más exactamente la idea de un Creador. Es así que, una teoría estrictamente científica pasa a ser un argumento filosófico en la discusión teísmo vs naturalismo.

1. La teoría del universo cíclico
Un argumento en contra de la existencia de Dios es la Teoría del universo cíclico y su eternidad (aunque realmente para un católico bien instruido en su fe ninguna teoría materialista puede demostrar la inexistencia de Dios, ya que dicha existencia no se fundamenta en lo que la ciencia pueda decir, sino en la fe y la experiencia personal que se da en la vivencia de dicha fe). La teoría del universo cíclico consiste en que el Big Bang no es el único acontecimiento que dio inicio al universo, sino que ha habido una cantidad infinita de big bangs, y que este proceso continuará para siempre. Para ello los científicos naturalistas (es decir ateos y materialistas) hacen todo lo posible por descubrir evidencias que confirmen que el universo, algún día, dejará de expandirse para luego comenzar a contraerse. Esta teoría es crucial para sostener que el ateísmo posee argumentos racionales que lo confirmen como una realidad. El problema actual con el que se han topado es que, con los nuevos hallazgos y descubrimientos que se están haciendo en el campo de la cosmología, la teoría (si es que aún se puede considerar una teoría) ya no posee fuerza en sus argumentos ya que el descubrimiento de la energía oscura, para finales de 1990, ha evidenciado que el universo continuará expandiéndose para siempre. Además esta postura u opinión implica un problema filosófico: la imposibilidad absoluta de la eternidad de la materia (remito al lector a la primera parte de este artículo). Si la materia no es eterna, sino que tuvo un principio, la esencia del ateísmo se pierde en la nada; no puede sostenerse (de aquí que algunos pensadores ateos, ante las evidencias actuales de que el universo no es eterno, sino que tuvo un principio, se han empeñado en decir que la materia se crea ella misma, por necesidad, de la nada -¡¿?!-, como el caso de S. Hawking que se discutió en la primera parte).

2. La teoría de universos múltiples o multiverso
Esta postura u opinión (pues carece de toda prueba o evidencia científica hasta el momento para poder ser demostrada) enseña y defiende la existencia de otros universos al lado del que habitamos, más allá del campo visible del nuestro. Estos universos se agruparían en otros cúmulos de universos, de la misma forma como están agrupadas las galaxias en cúmulos y supercúmulos.


Esta teoría trata de dar una explicación naturalista a lo ya científicamente demostrado del ajuste fino del universo, ajuste que indica la precisión con el que el universo fue “diseñado” para que en él se pudiera dar la vida. A pesar de la manipulación del multiverso por parte de los ateos para argumentar su posición, la verdad es que, el multiverso no niega para nada la existencia de Dios como se puede ver en los artículos de los enlaces siguientes.


Para quien desee saber más sobre el tema:









Estos artículos aunque cortos son, en mi opinión, bastante claros. Recomiendo la lectura de los comentarios (en algunos de ellos) tanto objetores como a favor.

3. La teoría de universos paralelos
Esta postura u opinión (ya mucho más fantasiosa que las anteriores) enseña y defiende la existencia de universos paralelos, es decir, en nuestro propio espacio, pero en otras dimensiones.

4. Más teorías absurdas
Pero si estas excusas de los no creyentes les resulta tan fácil de creer, he de suponer que también son "tan inteligentes y tan inteligentes" que son capaces de creerce cualquier cosa por más absurda que sea. Y es que al parecer estas teorías con las que se pretende explicar o sustituir la Teoría del Big Bang, al parecer no han convencido a muchos "intelectuales" y, por ello, han construido otras mucho más fantaciosas y absurdas con las que poder arrancar de su mente y corazón cualquier idea o recuerdo de Dios, como el de aquellos que creen y defienden que el universo no es real, sino un producto de la imaginación pues, según ellos, no hay manera de conocerlo ¡¿?!; o de aquellos otros "superdotados", "científicos" e "intelectuales" de última generación que aseguran que nuestro universo no solamente no es real, sino que es y somos una simulación de computadora creada por una inteligencia extremadamente evolucionada.

Ni pensar que son estos los que acusan a los creyentes de ser los promotores de ignorancia, oscurantismo, supersticiosos, retrógradas, gente fuera de la realidad y enemigos de la humanidad y del progreso... Si este es el progreso que estos intelectuales nos presentan como la solución a la idea de Dios, prefiero seguir siendo un creyente, según ellos, "retrograda" y "fuera de la realidad". Claro, fuera de la realidad de ellos.

Y así, los seres humanos son capaces de inventar cualquier cosa con tal de evitar su responsabilidad ante la realidad y verdad del Creador: Dios.


*También te puede interesar: La pesadilla del Big Bang


IV. A. N. En un documental de Discovery Chanel sobre la existencia de Dios, aparente y alegadamente, investigadores descubrieron un gen al que denominaron el gen de Dios, el cual lleva a que el ser humano sienta inclinación y deseo de buscar y servir a un ser divino. ¿Qué sucedería de ser cierto tal hallazgo? ¿Cuáles serían las implicaciones y consecuencias para la vida y existencia del ser humano con relación a Dios, las prácticas religiosas y consigo mismo y el prójimo?

Para los naturalistas e incrédulos en general, esto sería un argumento sólido a favor de que Dios y todo pensamiento espiritual y de vida después de la muerte es fruto, no de una divinidad existente, sino de que el ser humano lleva en sí mismo de modo natural tal inclinación. Luego el pensamiento de Dios, de la vida espiritual y del más allá no sería fruto de que el ser humano posea un alma espiritual, sino consecuencia natural impresa en los genes. Así, Dios no sería otra cosa que una invención natural impresa en la naturaleza humana. Luego Dios no existe. ¿Cómo el creyente podrá dar una respuesta satisfactoria a dicha situación aparentemente sin salida?

Respuesta. Ante esta situación se imponen cuestiones de índole científico y filosófico que hay que responder y aclarar.

Desde la ciencia, o más exactamente desde una cosmovisión naturalista, ¿es posible que la naturaleza, es decir la pura materia “implante” en un ente físico en sus genes tal inclinación o capacidad? ¿Cómo y para qué? Sabemos que el proceso de evolución lleva a las especies a perfeccionarse para que se adapten al medio ambiente físico que les toca vivir y convivir con otras especies con miras a la supervivencia de la misma especie. El gen de Dios, según la visión naturalista mediante el proceso evolutivo, no posee ningún fin ni propósito para la supervivencia de la especie, en este caso la humana, ni para una sana convivencia (repito, esto según una cosmovisión naturalista donde Dios no es necesario).

Luego la cosmovisión naturalista no puede explicar la razón de ser ni el cómo ni el por qué de la existencia del gen de Dios.

Desde una perspectiva filosófica, ¿es posible que un ente sin vida, sin inteligencia y sin conciencia como lo es el universo físico y material, haya podido diseñar e implantar en los genes de un ente inteligente, como lo es el ser humano, la inclinación, capacidad y aptitud de concebir y dirigir su inteligencia y voluntad hacia un plano que está más allá del orden físico y material? Desde una cosmovisión filosófico-naturalista sería imposible que la pura materia pudiese concebir un estado que le es totalmente ajeno y desconocido como es la vida espiritual. Una “inteligencia” puramente natural y material se limitaría a las cosas sensibles del mundo físico, aunque dicha “inteligencia” mostrara aptitudes y capacidades análogas a la humana. Por consiguiente, de existir tal gen, desde una perspectiva naturalista, la inteligencia humana se limitaría a concebir en las fuerzas y misterios de la naturaleza entidades superiores, pero de orden únicamente preternaturales, no espirituales ni sobrenaturales por ser tal estado totalmente ajeno y desconocido al mundo material.

Ahora bien, si en el proceso y desarrollo de identificar las fuerzas y misterios de la naturaleza con entidades superiores, el ser humano también llegó a concebir, desde lo más remoto de su historia, un estado de vida después de la muerte más allá de la materia y del orden físico, y si, suponiendo que, el tal gen ha contribuido en tal desarrollo intelectual sobre el conocimiento del estado espiritual, desde una perspectiva filosófica, dicho gen no puede ser producto ni obra de la pura materia, sino que debió ser implantado por una Entidad espiritual para ayudar a la inteligencia y voluntad humana a concebir y dirigirse hacia tal estado al que la pura materia le es absolutamente imposible alcanzar.

Desde una perspectiva teísta, el gen de Dios tiene sentido y razón de ser si entendemos que el ser humano no es pura materia (naturalismo, materialismo) ni puro espíritu (un tipo de docetismo por el que se niega la realidad del cuerpo), sino un ser integral por el que el alma espiritual se une (en la concepción) al cuerpo material constituyendo la totalidad y plenitud del ser humano.

Luego esta unidad es tan perfecta y tan profunda que, el alma humana para poder manifestar sus potencialidades espirituales (inteligencia, voluntad, capacidad de entender, de amar, de perdonar, de felicidad... e incluso de ira, enojo, disgusto, tristeza...) en este mundo físico requiere que, el cuerpo material que habita y con el que constituye al ser humano, sea capaz de reflejar y manifestar dichas potencialidades. Para ello Dios lo dotó de unos mecanismos naturales (hormonas y otros químicos producidos por glándulas) para manifestar y ejercer tales aptitudes, actos y comportamientos. Por eso hoy se habla de la química del amor que se produce en el cerebro, de la adrenalina en los momentos de excitación y de peligro, y de cómo estos químicos afectan al cuerpo y al comportamiento de cada individuo. Ahora bien, no es que el amor, por ejemplo, dependa única y exclusivamente de tal químico producido en el cerebro, sino que dicho químico ayuda a sentir físicamente en el cuerpo lo que es el amor. Dependerá de la voluntad, potencialidad del alma espiritual, si el individuo realmente quiere desarrollar ese primer estímulo físico y llevarlo a un plano mucho más elevado, que es el estado espiritual donde los sentimientos físicos no cuentan, sino la inteligencia y la voluntad.

De igual manera el gen de Dios sería como una ayuda de la divina Bondad para que el ser humano, en su estado natural, pueda dirigir su mente, por medio de las funciones cerebrales naturales y, sobre todo, las potencialidades del alma (sin la cual es imposible acceder a la vida espiritual, aun con el gen de Dios), hacia donde la pura materia por sí misma no puede dirigirse: el estado y vida del espíritu, hacia un conocimiento espiritual de Dios.

Ahora bien, para un conocimiento perfecto y exacto (hasta donde la inteligencia humana puede alcanzar) de Dios se requiere de una ayuda especial que se da por medio de la Divina Revelación y que el Magisterio de la Iglesia, con la acción del Espíritu Santo, se encarga de enseñarnos y transmitirnos.

*El siguiente artículo ayudará a entender algunas ideas: No somos "sólo" física y química.


V. A. N. En la revista “Muy Interesante” del mes de octubre de 2013, apareció un artículo dedicado al “Reino de la muerte”; en una de sus partes dedicado a “El duelo de los animales” se dice que expertos en la conducta de los animales han hallado “que diversos animales sociales (los que interactúan de varios modos con otros miembros de su especie) celebran prácticas funerarias que recuerdan algunas que siempre habían sido consideradas humanas”. Según estos hallazgos en investigaciones del comportamiento animal, “tales evidencias desafían el orgullo de los creacionistas y ofrecen nuevo soporte a la teoría de la evolución”. Este comportamiento de estos animales, según lo interpretan estos investigadores, contradice la creencia en la que, “durante mucho tiempo se pensó que los seres humanos eran los únicos animales que celebraban prácticas funerarias rituales”.

Para los naturalistas e incrédulos en general, tal comportamiento animal sería un argumento más que desbarata el sentido de las prácticas religiosas en torno a la muerte y el más allá, y, con ello, la fe en Dios.

¿Podrá el teísta argumentar en contra de estas evidencias naturalistas?

Respuesta. Ante esta interpretación naturalista sobre el comportamiento animal ante la muerte, que desafía una práctica considerada exclusiva de la especie humana, ¿qué respuesta convincente podemos dar los creyentes?

Lo primero que hay que establecer es, si realmente dicho comportamiento animal es verdaderamente una “práctica funeraria ritual” al modo y pensamiento o conocimiento humano (esta sería una interpretación naturalista, luego la conclusión no ofrece seguridad), o si dicho comportamiento animal es simplemente una respuesta natural e instintiva ante la inactividad de uno de sus miembros.

Para que dichas prácticas o comportamiento animal ante la muerte puedan ser consideradas como “prácticas funerarias rituales” al modo y conocimiento humano, hay que tener en cuenta lo siguiente.

Las “prácticas funerarias rituales” en la especie humana tienen un propósito y un fin por el que, no solamente recordamos y damos muestras de cariño al que ha fallecido, sino que, dentro del marco de creencias religiosas sabemos que, más que ha fallecido ha partido de esta vida física hacia un estado espiritual, que sólo con el proceso de la muerte se puede acceder. El comportamiento animal ante la muerte de uno de sus miembros, por muy parecido que sea en algunos aspectos al comportamiento humano, carece absolutamente de tal propósito y fin. ¿Por qué?

Para que el ser humano pueda llegar a unas prácticas funerarias rituales no meramente instintivas, sino en orden a lo trascendente y sobrenatural, requiere de una conciencia y de una capacidad de razón que, sólo como persona, puede alcanzar; y esa conciencia y personalidad propia sólo puede ser otorgada por un elemento intrínseco y espiritual: el alma humana. Los animales al carecer de conciencia y razón y, por consiguiente, de personalidad propia no pueden darse cuenta de sus actos ni mucho menos entender lo que es el proceso de la muerte, sino de modo instintivo reaccionar ante la inactividad de su congénere de tal manera que da la impresión de estarse “lamentando” por la pérdida del compañero. Luego más que una “práctica funeraria ritual” al modo humano, se debe considerar como una “práctica funeraria” al estilo de los animales: sólo por instinto, aunque muy desarrollado, pero irracional.

El problema aquí de ver en los animales un comportamiento ante la muerte como “prácticas funerarias rituales” al modo humano, y, con ello, hacer ver que no existe diferencia entre un comportamiento (animal) y otro (el humano) radica en que el hallazgo de estos investigadores se hizo bajo la lupa del naturalismo, donde la idea de Dios y lo sobrenatural no tiene cabida. Es así que, bajo la lupa exclusiva del naturalismo se equivocan terriblemente al no poderse distinguir ni separar lo que es comportamiento puramente instintivo de los animales del comportamiento racional, consciente y, por ello, responsable del ser humano.

Nota. Es así también cómo se equivocan terriblemente al querer ver en determinado comportamiento instintivo de algunos animales comportamientos homosexuales para tratar de justificar esa conducta antinatural, es decir contraria a la naturaleza, por ser incapaz de engendrar vida.

De igual manera, este comportamiento animal y la solución arriba expuesta nos ayudará a entender porqué ciertas especies de animales (como algunos simios, delfines, elefantes y, más recientemente, cuervos) su comportamiento ante ciertas situaciones y el poder resolver algunos problemas y dificultades, pareciera que poseen cierto grado de inteligencia intelectual y racional. Esto ha llevado a algunos naturalistas a pensar que la inteligencia racional no es exclusiva de la especie humana y que es producto de una evolución al azar y por selección natural. Pero desde una visión cristiana y católica se puede interpretar que ello nos deja ver y entender cómo Dios (no el ciego azar) ha ido llevando y preparando, a través del proceso evolutivo, la vida hacia la alta inteligencia pasando por una serie de especies animales cada vez más instintivamente inteligentes (y enfatizo el término instinto), para que el alma humana (hecha a imagen y semejanza de Dios y creada en la concepción de cada ser humano) pudiera manifestarse, por medio del cuerpo y de las operaciones mentales del cerebro, en este mundo material, constituyéndose así en un ser integral.


VI. Argumento Ateo. Sobre el problema del mal. Este argumento será tratado por otro autor. Aquí expongo el argumento seguido del enlace a la respuesta:


Sobre Dios y el “sufrimiento innecesario”: Refutación al argumento ateo del filósofo Garrett Thomson

Pregunta
“Hola, Dante. El filósofo Garrett Thomson en su libroIntroducción a la Práctica de la Filosofía formula el argumento del sufrimiento innecesario de la siguiente manera:
1. Si Dios existe, entonces es omnipotente, omnisciente y omnibenevolente (todo bondadoso).
2. Si existiera un ser omnipotente, omnisciente y omnibenevolente, no habría ningún sufrimiento malo ni innecesario.
3. Hay sufrimiento malo o innecesario.
4. Por lo tanto, Dios no existe.
Él dice: “El sufrimiento es malo cuando hay una razón concluyente para evitarlo, y es innecesario cuando no es requisito para alcanzar un propósito de importancia definitiva”. Después responde algunas objeciones a su argumento, empezando por la premisa 2, en la que explica que el argumento no usa el término maldad para evitar la carga teológica siendo que con un solo sufrimiento innecesario el Dios omnipotente, omnisciente y omnibenevolente desaparecería. Frente a la respuesta del libre albedrío, esta no sería pertinente porque el argumento no invoca a las causas del mal, simplemente depende de si hay un sufrimiento innecesario. De tal manera que mostrar que hay muchos sufrimientos necesarios no nos llevará a demoler la premisa 3, como tampoco presuponer la existencia de Dios y sus propósitos, porque ese es el asunto en debate. Se debe demostrar que el mundo está libre de sufrimiento malo o innecesario. Pone como ejemplo a un bebe ardiendo en llamas, para el cual sería muy pobre afirmar que a lo mejor si el bebé creciera le causaría más daño a otras personas. Mil gracias”.
CEA – Colombia

*También te puede interesar: El origen del mal y el sentido del sufrimiento

*O también: ¿Provoca Dios los males naturales?

Una vez leídos estos tres tratados no deberías tener ninguna duda sobre la existencia de Dios a pesar del mal, pues ellos explican razonablemente la realidad del mal y porqué Dios lo permite. Sólo para el que quiere permanecer en la increencia, no existe argumento alguno que le haga entrar en razón, permaneciendo irrazonablemente en la increencia.


Estos argumentos racionales que he expuesto en este tratado, aunque imperfectos, son evidencias claras de que la fe cristiana y católica no es pura fantasía ni absurda, sino que posee elementos que pueden ser fuertemente apoyados por las verdades de la ciencia tanto las que hacen relación a la naturaleza como las humanas.

Te puede interesar, para un conocimiento científico desde la fe católica, lo siguiente:

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