LA CIENCIA, VEHÍCULO DEL CONOCIMIENTO HUMANO

La ciencia, un oasis de conocimiento del mundo natural mediante el cual se revela la grandeza y bondad de su Creador.

CREACIÓN Y EVOLUCIÓN III

Tercera parte
Modelos cosmológicos
Creación. Acto de fe, y según el Diccionario del Cristianismo, “por el que Dios, libremente, hace aparecer el mundo fuera de él allí donde nada existía. Puesto que sólo hay un Dios, la creación se extiende a la universalidad del mundo y de los seres. Comenzó en el tiempo o más bien tuvo un comienzo el tiempo, que fue creado con las cosas temporales”.

Creacionismo. Según el Diccionario del Cristianismo, “opinión según la cual las especies vivas habrían sido creadas inmediatamente, distintas e invariables”.

Evolución. Según el Diccionario del Cristianismo “(del latín evolutio, de evolvere, desenvolver, desplegar). Sucesión continuada de movimiento y de transformaciones”.

Evolucionismo. Según el Diccionario del Cristianismo, “Teoría según la cual todas las especies vivas derivan, en su origen, de seres monocelulares o de algunas pocas especies primordiales”.

Dentro de estos campos hallaremos los siguientes modelos de interpretación.


Creacionismo de la Tierra joven. Se refiere a “la visión completamente literal, denominada a veces la visión literalista, asevera que Dios creó todas las cosas por medio de un fiat instantáneo, que trajo todas las cosas de la nada a la plena existencia en seis días de veinticuatro horas hace cosa de diez mil años... Esta posición rechaza la posibilidad de que algún tipo de proceso natural la ciencia puede describir (macro evolución) estuviera involucrado en el origen de las diferentes especies vivas...” (Richard H. Bube). «Tres puntos de vista sobre la Creación y la Evolución» Ed. Vida. 2009).

Ante las montañas de pruebas y evidencias que apoyan un universo sumamente viejo y una Tierra de casi cinco mil millones de años “los creacionistas de la Tierra joven han tomado varios rumbos para evadir esta conclusión.

a) Algunos piensan que el universo es en realidad bastante pequeño, de manera que sólo se necesitan unos cuantos años para que la luz lo atraviese...” Esto crea el problema de que, “si el universo fuera en realidad tan pequeño desde el punto de vista físico, entonces todas las estrellas y galaxias bastante oscuras que vemos en nuestros telescopios también serían muy pequeñas; demasiado pequeñas para que la gravedad las mantuviera unidas...”

b) Mientras tanto “otros alegan que la velocidad de la luz era mucho mayor poco después de la Creación de lo que es ahora, de manera que la luz proveniente de los objetos distantes llegó aquí enseguida...” Esta opinión, al igual que la anterior, crea muy serias dificultades, puesto que,.“si la velocidad de la luz era casi infinita en la creación y ciento de miles de veces más veloz cuando vivía Abraham de lo que es ahora, entonces según la famosa fórmula de Einstein para la equivalencia de la masa y la energía (E=mc), el término c (el propio tiempo de la velocidad de la luz) hubiera sido decenas de miles de millones de veces mayor; de manera que el Sol, al convertir un poco de su masa en energía, freiría a todo el que viviera sobre la Tierra; en otro caso, si hacemos constante la energía (E), ¡entonces las masas (m) en tiempo de Abraham serían tan pequeñas que la gravedad de la Tierra no habría sido capaz de mantener su atmósfera o aun a su población!”

c) Por otro lado, “otros reclaman que la luz que vemos de objetos distantes se creó en el camino, de manera que en realidad nunca hemos visto la luz procedente de objetos situados a más de unos diez mil años luz de distancia. Pero fíjese el problema que esto provoca: cuando miramos hacia la estrella Sirio vemos lo que hacía hace doce años; cuando miramos hacía la nebulosa de Andrómeda, vemos lo que estaba haciendo hace dos millones de años si entonces hubiera existido, pero no existía, de manera que lo que vemos en realidad es una secuencia continua de eventos que nunca ocurrieron; ¡una historia ficticia! Como la mayor parte del universo está a más de diez mil años luz, la mayoría de los eventos que revela la luz llegada del espacio serían ficticios. Como la Biblia nos dice que Dios no puede mentir, prefiero interpretar la naturaleza de manera que evite poner a Dios a darnos información ficticia”. (Robert C. Newman. «Tres puntos de vista sobre la Creación y la Evolución» Ed. Vida. 2009).


Creacionismo de la Tierra vieja o Creacionismo progresivo. Admite un universo viejo de unos quince mil millones de años, una Tierra de unos casi cinco mil millones de años, y el surgimiento de las diversas especies por creación divina en las diversas etapas de la historia de la Tierra (es decir, o que los organismos aparecieron de la nada, “o el ADN se activó de pronto en la construcción de nuevas especies, u ocurrieron un gran número de mutaciones coordinadas justo en el momento y el lugar correcto”), por lo que rechazan la Evolución como mecanismo en la formación de nuevas especies.

Al igual que el Creacionismo de la tierra joven, el de la Tierra vieja también tiene sus variantes. “Cómo se deben entender los días del Génesis: ¿Son ellos largos períodos de tiempo (el asunto de los días-épocas), o son los días un recurso literario antes que una verdadera secuencia cronológica (la hipótesis del marco de trabajo)?” (Robert C. Newman).

En cuanto al diluvio de Noé difieren en su extensión. Algunos aseguran que fue universal y otros que cubrió una pequeña parte o región de la Tierra.


Evolución Teísta. Al igual que el Creacionismo de la Tierra vieja admite un universo viejo de unos quince mil millones de años, una Tierra de unos casi cinco mil millones de años, pero su diferencia estriba en que admite la Teoría de la Evolución como mecanismo en la formación de nuevas especies. Este proceso se da por las leyes establecidas por Dios en el principio por el que otorgó a la naturaleza las capacidades y las fuerzas necesarias para llevar a cabo el proceso evolutivo. Es decir, Dios ya no tiene que intervenir directamente en el proceso de evolución de las especies. De aquí el concepto de “Creación plenamente dotada” acuñada por un autor.


Diseño Inteligente. Para 1990, en Estados Unidos, es creado lo que será conocido como el Diseño Inteligente (DI). Se considera a sí mismo como una ciencia que pretende explicar lo que la Teoría de la Evolución no puede. De aquí que se presenta como una alternativa a la evolución puesto que entiende que dicha Teoría deja muchas lagunas y “múltiples vacíos e inconsistencias que le impiden explicar de forma certera el origen y desarrollo biológico.” (Revista Muy Interesante, septiembre 2012).

El problema del DI es que, aunque admite la necesidad de una inteligencia superior para que se dé la perfección del universo, sin necesidad de un proceso evolutivo, desconoce la identidad de tal inteligencia “en la que se debe creer a pesar de la inexistencia de pruebas” (Revista Muy Interesante, septiembre 2012).


Los modelos anteriores son de origen protestante, aunque hay católicos que admiten alguno de ellos. En esto, por ser de conocimiento natural, la Iglesia Católica deja plena libertad, pero se recomienda un profundo estudio de la materia en cuestión y un análisis sincero para evitar errores desde el punto de vista de verdades científicas, pues Dios, autor de la creación, se da a conocer de modo natural por medio de ella.


Evolucionismo Naturalista. Defiende, apoya y promueve la Teoría de la Evolución pero en sentido puramente naturalista, es decir, descarta cualquier intervención divina no solamente en el proceso de evolución de la naturaleza, sino también el que ésta fue creada por un ente externo a ella. Entendida así es utilizada por científicos materialistas y ateos e incrédulos en general para defender y apoyar una filosofía puramente naturalista. De esta manera se manipula la ciencia a favor de una filosofía o creencia en perjuicio y descrédito de otras posibilidades o modos y métodos de conocimiento como es el creacionismo o, en mi caso, un teísmo-creación-evolución. Lo importante es que la ciencia no es para defender o apoyar conceptos filosóficos naturalistas o creacionistas, sino el de resolver cuestiones e inquietudes humanas sobre el universo, y cómo la ciencia puede ayudar al ser humano a relacionarse con la naturaleza y cómo aprovecharla para una buena calidad de vida, pero sin perjudicarla.


Teísmo-creación-evolución. Admite la existencia de un Ser personal y eterno, fuera del tiempo y el espacio que creó (dio el ser y la existencia) todo cuanto existe y que puede ser conocido de modo racional gracias a la filosofía; que se ha revelado al ser humano por medio de la Divina Revelación (en sus dos fuentes: escrita y oral -2Tes. 2, 15; 2 Timoteo 2,2) y por la revelación natural por medio de la cual podemos racionalmente (al estudiar, contemplar y meditar en la obra de la creación) conocer y entender la grandeza, hermosura y bondad de su Creador (Rom. 1, 19-20). También admite como muy probable el origen del universo desde su creación como una singularidad antes del Big Bang; admite la Teoría del Big Bang por el que se da origen a la materia, la energía, el tiempo y el espacio (hacen unos 13,700 millones de años) hasta la formación de las estrellas y galaxias; admite la formación de nuestro sistema Solar hacen unos cinco mil millones de años, y la Teoría de la Evolución de los seres vivos como mecanismo para la formación y desarrollo de nuevas y variadas especies. Todo ello dirigido y gobernado por Dios en cada una de sus diversas etapas.

Teniendo esto en cuenta y en su justo lugar de conocimiento es así que, la ciencia aunque no puede probar de modo experimental la existencia de Dios (pues éste no es su campo), tampoco la puede negar.

Al Dios obrar de esta manera en la naturaleza (por medio de las leyes o fuerzas naturales por él establecidas a lo largo de todo el proceso evolutivo de la materia y de la vida, ejerciendo su poder creador y conservador), el investigador, creyente o no creyente, abierto sinceramente a la verdad podrá entrever la obra amorosa de un Creador y Diseñador, pero a la misma vez los eventos se dan tan naturales que la libertad humana no se ve coaccionada, sino que queda libre para aceptar o rechazar al Amor.




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